sábado, 19 de enero de 2013

Capítulo 2. ALMA DE FUEGO


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                 ALMA DE FUEGO

Liana

La lluvia se había vuelto como una cascada que aterrizaba fuertemente sobre el follaje de los árboles. Caía rápidamente creando un manto que ocultaba gran parte de las cosas y el único sonido que era capaz de captar era el de los truenos que iban seguidos de centelleantes relámpagos. En la penumbra se reflejaban las sombras de Jez y Áurea; acompañadas por una tercera figura que se dirigía velozmente hacia ellas. Intente salir corriendo hacia allí para ayudarlas, pero un fuerte estremecimiento me hizo pararme en seco y soltar un alarido. Algo me había golpeado duramente en el abdomen y el dolor era intensó. Mis piernas cedieron hasta dejarme de rodillas y acabé quedando echa un ovillo. Note que la tráquea me ardía y empecé a toser hasta que escupí sangre. Me mire la mano con la que me había tapado la boca e hice una mueca al ver el rojo líquido gotear al suelo des de mi palma. El dolor volvió a concentrarse y por segunda vez me hice un ovillo para sobrellevar la tortura.

- ¿Qué demonios...? - cerré con fuerza los ojos para olvidarme del dolor y concentrarme en saber lo que había pasado- ¿Qué demonios ha sido eso?

Levante lentamente la cabeza y oí el pulso golpear a través de mis venas, lo duro que me estaba resultando respirar y el débil alarido por parte de Sayen, que me dio fuerzas para volver a ponerme en pie y ayudar a mi querido lobo.

Me sostuve en pie con mucha dificultad y notando que el estómago no me iba a aguantar mucho. Cuando lo vi, estaba tendido en el suelo, con la cabeza levantada, las orejas erguidas y los labios echados hacia atrás mostrando unos afilados caninos. Gruñía hacía el espeso bosque y estaba realmente alterado.

Un rápido movimiento captó nuestra atención y al levantar la cabeza vi una alargada sombra que provenía de unos pasos más lejos de donde estaba Sayen. Levanté aún más la cabeza y lo vi… unos penetrantes ojos negros como pozos clavados en mí.

El vampiro era un esbelto chico con ojos y cabellos negros como el carbón. Sus ojos destellaban en la lejanía con un brillo intenso. Sus facciones bien marcadas le daban ese aire peligroso que tanto me gustaba a mí en un chico. La fuerte musculatura destacaba bajo la negra camiseta y los puños apretados a ambos lados de su cuerpo lo delataban completamente. No me había matado a la primera como tenía planeado.

“¿Estas bien Sayen?” -pregunte jadeante.

“Tranquila. No te creas que es tan fácil matarme.”

“Nunca he dicho que lo crea” -le sonreí mentalmente.

“Entonces no te preocupes y acabemos con él.” - Rugió hacía el intruso mientras se ponía en pie y impulsando-se con fuerza, Sayen se abalanzó sobre él.

Sayen le propicio una dentellada, pero con veloces movimientos el vampiro la esquivo. Tan solo había tenido que apartarse un poco de la trayectoria de ataque, pero eso no era suficiente para librarse de un lobo enfurecido. Cuando las patas de Sayen tocaron el suelo se giró rápidamente y volvió a atacarlo. El vampiro se echó hacia atrás para volver a evitar que Sayen clavara sus dientes en él y le rebanara el pescuezo como ya había hecho con muchos otros de su especie. El dolor aún era bastante insoportable y molesto. El vampiro seguía defendiéndose bien de Sayen pero comenzaba a resbalar-se por culpa del barró. Cuando vio que se le dificultaba moverse bien decidió que lo mejor sería pelear desde arriba. Corrió hacia el árbol más próximo y de un gran salto se agarró a una de las ramas más altas.

“¿Se piensa que así se va a librar de mí?- pensé divertida- Es más idiota de lo que creía.

Había quedado colgando sujeto por una mano. Miró hacia abajo para ver si lo podíamos seguir e hizo una mueca al ver que Sayen estaba intentando alcanzarlo. La madera se hacía astillas bajo las fuertes garras del lobo y cada vez se impulsaba con más fuerza para atrapar a su presa. Los ojos del vampiro se entrecerraron al ver que si no se daba prisa en subir, el lobo lo alcanzaría. Así que siguió subiendo más y más alto hasta llegar arriba del todo. Sayen había logrado subirse a una de las ramas mas bajas y lo seguía de cerca. Entonces él hizo lo que yo esperaba que hiciera, saltó. Decidí que ya era hora de que yo también me divirtiera un poco y llevándome la mano al cinturón en el que llevaba diferentes tipos de armas, cogí una bolsa dorada y de ella saque un par de agujas de oro. Ya preparada, empecé una exhausta carrera hacía el vampiro para ayudar a Sayen que lo seguía a la carrera. Lance una tanda de agujas hacía ellos justo cuando el maldito estaba a punto de herir a mi lobo. Las agujas pasaron por delante de los dos y obligaron al vampiro a retroceder. Sayen saltó a mi lado y se interpuso entre yo y el enemigo. El vampiro estaba con los ojos clavados en mí, deslizo su mirada por todo mi cuerpo de arriba abajo y volvió a subir lentamente hasta detenerse en mis pechos. Entonces, con la vista clavada aún en el mismo sitio, esbozó una maléfica sonrisa.

“¡Maldito bastardo! -rugió Sayen.”

Sayen advirtió el lascivo de sus pensamientos y no dudo ni un segundo en abrir la boca para rugir-le, enseñarle lo peligroso que era si se atrevía a tocarme y demostrarle que yo le pertenecía a él.

Sera mejor que mantengas en corto a tu perro. - dijo sonriente el muy imbécil- Podría hacerle daño a alguien. Sayen le gruño y echando el labio superior hacia atrás volvió a mostrarle unos afilados y peligrosos caninos. El vampiro rió por lo bajo y en un susurro dijo:

- ¿A sí? -como si hubiera oído los pensamientos de Sayen diciéndole que yo era suya.

Sayen volvió a gruñir.

- No me hagas reír perro.

- No es un “perro”. Es un lobo. Y yo no obedezco órdenes de nadie. -replique con tono mordaz.

- Ah ¿sí? Así que hoy me toca jugar con una gatita guerrera. -dijo él demasiado entusiasmado para mi gusto- Espero que seas dulce conmigo.

Esta vez fui yo quien le gruño a él y los dos nos quedamos bastante desconcertados. Para ser sincera, yo estaba increiblemente sorprendida. Aquel gruñido había sido animal. Y aunque eso me había descolocado bastante lo olvide pronto. Ese idiota engreído había conseguido sacarme de mis casillas.

- Vuelve a llamarme gatita y disfrutare comiéndome tu corazón mientras gritas de dolor.

Él rió por todo lo alto.

- ¿Así que esta gatita tiene garras?

- Siento desilusionarte, pero a la que tu llamas “gatita” es mi hermana. La que seguro ya ha matado al otro. - le sonreí maleficamente – Tu seras el siguiente.

Los ojos de él se abrieron y su divertida sonrisa desapareció.

“¿Ahora quién es el gatito? -pensé con sorna, orgullosa de mi misma.”

- Ya no pareces tan divertido.- dije sonriente por la pequeña demostración de miedo por su parte.- Eso es lo que pasa por meterte con un lobo y jugar con fuego. - frunció el ceño y me miro extrañado – Que acabas muerto. - le aclare petulante.

Enfurecido, mostró sus propios colmillos y ataco. Una y otra vez el señor del bosque atacaba a su oponente para proteger a su ama que no paraba de intentar reducir al enemigo. Después de repetidos ataques por parte de los tres, decidí sacar a “Angel”.

- “¡Angel!” -grite y la afilada daga empezó a resplandecer y a llamear.

- Eso no te servirá de nada.-aseguro él a la vez que volvía a emprender un ataque.

- Observa.-dije preparada para terminar con esto.

Los dos nos sumimos en una fiera disputa. Los ataques no cesaban y cada vez eran más fuertes, ágiles y acertados. En un momento de debilidad, el vampiro me perdió de vista por unos segundos y aproveche la oportunidad para hacerle una profunda herida en el pecho. La oscura camiseta que llevaba se rasgó y la sangre empezó a emanar de la herida. Soltó un grito producido por el dolor. Agacho la vista hacia el suelo y con una mano se sujetó el pecho. Cuando volvió a levantar la cabeza para mirarme directamente a los ojos, su rostro estaba tenso y su ira era palpable. Con esa herida no solo había despertado más sus ansias por acabar conmigo y los míos. Si no que ahora ya tenía pretexto para poner definitivamente fin a este juego. En un intento fallido por mi parte para tirar-lo al suelo y acabar con él, me agarro de la muñeca y me giro hacia el otro lado. Cuando estuve donde él quería, me agarro por el cuello y me empotro contra un árbol. “Angel” cayó de mi mano y quede a su merced. Mis manos se agarraron a su muñeca mientras forcejeaba para liberarme. Oía los quejidos de Sayen mientras la mano del vampiro se cernía más fuertemente en mi cuello. Sus ojos negros como pozos habían desaparecido por completo para dejar paso a dos manchas rojas como la sangre.

- Maldito. -susurre con el poco aire que aún me quedaba.

Extrañamente, su agarre disminuyo un poco y puede recuperar un poco de aire. Entonces habló:

- ¿Porque estáis aquí?

- Eso a ti no te incumbe. -le susurre a duras penas.

Sus ojos llameaban fuego.

- Solo lo voy a preguntar un vez mas, ¿que hacéis aquí? - su voz era tensa pero autoritaria.

Un río de pensamientos pasaron por mi mente y por la reacción de su rostro, supe que mi expresión se había ablandado. Jamas he obedecido ordenes de nadie si no quiero. Porque empezar ahora.

- Tendrás que matarme.- le susurre por lo bajo.

Sus ojos se abrieron un poco pero luego se entrecerraron lentamente hasta que solo quedo una pequeña franja – Como quieras.

Su mano volvió a aplastarme la garganta y gemí de dolor. Me pareció percibir un pequeño temblor en su mano cuando me oyó pero no le di importancia. Luche por deshacerme de su agarre, pero sus dedos se apretaron más en mi garganta haciendo me ahogar un gritó por la falta de aire en mis pulmones. Con un último intento, levante la pierna para asestarle un duro golpe en la entrepierna.

- ¡Ow!- gritó de dolor. La presión de su mano en mi cuello disminuyo, hasta que la tuvo apoyada en mi clavícula. Un espasmo recorrió todo su cuerpo y mientras agachaba su cabeza y sus rodillas se doblaron hasta casi tocar el suelo, levanté la rodilla y le asesté un fuerte golpe en la barbilla. Perdió el equilibrio y quedó tumbado de espaldas en el suelo. Gimió por el golpe y al ver que no se levantaba, empecé a respirar grandes bocanadas de aire para recuperar el aliento. Volvió a retorcerse y corrí para terminar con él. Saque a “Daimon” y poniéndome a horcajadas sobre él, acerque la flamean-te daga a su cuello.

- ¿Que no servía de nada eh?

Me miró con odio pero no me importo demasiado porque ya tenía la daga bien colocada sobre su cuello. Sayen estaba a mi lado, gruñendo para que le dejara participar. Entonces otra sombra borrosa pasó a mi lado y me dio un fuerte puñetazo en el hombro. Vi que se trataba del maldito con el que estaba Jez y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Me levante y les dirigí una furtiva mirada; ellos me la devolvieron.

- ¿Donde esta la cazadora? - le pregunte furiosa mientras me sujetaba el hombro herido y Sayen se ponía a mi lado.

No me contesto, tan solo me sonrió un poco y su expresión volvió a ser seria.

- ¿Donde esta mi hermana? -pregunte nerviosa.

Los dos me miraron sin decir nada. Entonces salí corriendo presa del pánico. Temí que me fueran a perseguir pero no fue el caso. Solo por esa vez iba a permitir que se marcharan. Pero cuando los volviera a encontrar, en especial al del pelo negro, Sayen y yo íbamos a hacerlos sufrir. Corrí, corrí y corrí tan rápido como pude y rece por que esta vez llegara a tiempo. Tenía el corazón en un puño y no sabía cuanto mas soportaría esta tensión. Cuando por fin reconocí su ondulante melena que se agitaba por el aire, sentí que iba a morir allí mismo.

- ¡Jez! -grité desesperada mientras me acercaba a ella - Jez...Jez... ¡Jez!

Llegué a su lado mientras las lágrimas empezaban a picar en mis ojos.

- Jez... -le susurre mientras la contemplaba tirada en el mojado suelo. Caí a su lado y la puse entre mis brazos. Todo esto era culpa mía. Si hubiera sido mejor cazadora habría acabado antes con ese maldito demonio y la hubiera podido ayudar – Lo siento, lo siento, por favor perdóname. - le susurraba mientras empezaba a sollozar en silenció.

Ella se removió y la mire.

- Lia... -su voz era débil y estaba muy pálida – Por favor, no llores. Por favor, Lia

De verdad quería hacerlo pero no podía parar. Sus ojos volvieron a cerrarse y se quedo dormida.

- Lo siento mucho Jez. - Le dije una última vez antes de subirla a mi espalda.

Camine tratando de no golpearnos con ningún tronco (hazaña difícil ya que era un bosque muy espeso). Tardé lo que pareció una eternidad en lograr vislumbrar las enormes puertas de madera del internado. Había dejado de llover pero estaba calada hasta los huesos. Escaneé el lugar centímetro a centímetro antes de decir salir del bosque. Si alguien nos hubiera visto todo se habría ido al garete y tendríamos que dar muchas, muchísimas explicaciones. Cuando llegué a la entrada, Cassandra, directora del colegió y ex cazadora, nos estaba esperando.

- ¿Qué ha pasado? – sus fríos ojos azules se estrecharon al vernos llegar - ¿Por qué esta Jezabel inconsciente?

- Ella… - dude a la hora de decirle que los vampiros habían escapado y que Jez se había desmayado por usar tanto poder. Seguro nos caería una buena bronca – Nosotras…

- ¿Habéis hecho el trabajo? – su voz era fría y cortante.

- No hemos podido señora. –dije con voz queda – Se han escapado y Jezabel se ha desmayado por usar demasiado poder. – su boca se torció – Ha invocado a la Serpiente de Roca, – acudí rápidamente a la ayuda de mi hermanita – pero las fuerzas le han fallado al final.

Su mirada era acusadora pero no dijo nada. Llevaba su habitual camisa blanca con volantes y unos pantalones negros apretados que marcaban su esbelta figura. Con unos zapatos negros de tacón alto, un moño con algunos rizos rubios sueltos y unos labios rojo carmesí, la señorita Cassandra se veía impresionante. Por no decir imponente e intimidan-te. Cansada de esperar a que me respondiera, le hablé con más ferocidad de la que requería.

- ¿Nos va ha dejar entrar o que?

Su rostro se crispo un poco pero en vez de soltarme una bronca, simplemente sonrió un poco, giró sobre sus talones y entro en el internado.

Suspire aliviada y volvía caminar. Ya dentro, vi que la señorita Cassandra había llamado al ascensor y que estaba esperando al lado de las puertas. Me acerque y mantuve mi expresión lo mas neutral que pude. Ella me miraba por el rabillo del ojo con cuidado, estudiándome sin decir nada. Jez se removió un poco y gimió. Cuando las puerta se abrieron, la señorita Cassandra las sujeto mientras yo entraba con Jezabel subida a mi espalda.

- Gracias. –le dije antes de que las puertas se cerraran. Suspire y no pude evitar decir.

- ¿Como puede una cazadora de vampiros ser tan débil? Ni siquiera yo, cuando era más joven era tan débil ¡y mira que tenemos la misma edad!- miré que Jez seguía con los ojos cerrados y sonreí- pero sabes, eres la mejor amiga que una pude tener y una gran cazadora.

Cuando el ascensor llegó a nuestra planta, se detuvo con un sonido metálico muy desagradable y se abrieron las puertas.

Yo volvía a empezar a andar dando toda la fuerza que aún me quedaba.

- Esta me las vas a pagar Jez ¡y esos vampiros también!

Camine con más prisa y antes de darme cuenta ya me encontraba delante de nuestra habitación, metí la lleve en el cerrojo y noté como si del otro lado alguien nos estuviera mirando, me giré en redondo pero no vi a nadie. Volví a girarme en dirección a la puerta y acabé de abrirla.

Entré en la habitación y cerré la puerta detrás de nosotras con un suave “clic”.

- Es poca precaución pero, más vale esto que nada.

Respiré con alivio al ver que la habitación estaba como antes: las paredes con sus respectivas fotos y los posters, las camas echas, la de Jez azul aguamarina con un estampado de flores y espirales y la mía roja rubí con un hermoso bordado de pájaros de fuego; nuestros libros seguían en su sitio…

Recordé que Jez, seguía en mi espalda medio inconsciente y me apresuré en llegar a su cama.

La baje con cuidado, como si temiera que se fuera a romper y la deposite sobre su cama, luego, al cabo de unos segundos, empezó a respirar con más calma.

No pude evitar reír un poco pero ¿qué más podía hacer si mi compañera de habitación era una persona tan dormilona?

Le acaricié con ternura el pelo como solía hacer cuando éramos más pequeñas y ella se ocultaba en mi cama en las noches de tormenta.

Me dirigí a mi parte de habitación, cerré las cortinas de terciopelo verde roble y me senté en la cama con un cuaderno y pluma en la mano.

Mal vicio que tenia desde pequeña, escribir todo lo que me pasaba aún que no fuera importante.

31 de marzo 2010.

Hoy ha sido un día realmente cansado. Nos han enviado dos avisos de vampiros en nuestro colegio y Jez y yo hemos estado esperando por ellos durante 2 horas con la lluvia sobre nuestras cabezas, al aparecer los dos vampiros (varones) han caído en las trampas que instalamos los primeros días en que estuvimos aquí; pero los muy astutos han logrado huir.

Jez ha usado todas sus fuerzas conjurando a la legendaria serpiente de roca pero no ha podido ni usarla y se ha desvanecido justo en el momento en que ha perdido (parcialmente) la conciencia; seguro que cuando despierte estará de mal humor... ah, vaya compañera más débil me ha tocado, pero es mi compañera de por vida así que ya estoy acostumbrada.

Aunque cuando la he visto tirada en el suelo no he podido evitar recordar el pasado y pensar que tal vez la había perdido también a ella.

En fin, ahora lo único que nos queda por hacer es descubrir quienes son esos dos vampiros y si tenemos que hacerlo – aunque lo are de todos modos – matarlos.

Dejé el cuaderno dentro del cajón de la mesita de noche, lo cerré con llave, apague las luces y me tumbé en la cama pero estaba segura de que no lograría dormir. Así que me pase la mitad de la noche mirando por la ventana del lado de mi cama hasta que mi móvil empezó e emitir un zumbido molesto y vi que ya eran las seis de la madrugada, hora de empezar las rondas matutinas.

Me levanté de la cama -que estaba empapada- y empecé a quitarme la ropa; luego me puse el uniforme del internado: falda corta negra, camiseta blanca, con un lazo de color rojo cereza y con el curioso bordado del internado -una mariposa con alas etéreas de color purpura-, me deshice de luego fui a mirar si Jez estaba bien.

Cuando entre en su lado de habitación vi que estaba sentada en la cama, con el uniforme también puesto, el pelo recogido en una cola alta -cosa rara en elle- y con cara de cansancio. Entonces le dije:

- ¿Te encuentras mejor?- vi que asentía con la cabeza- ¿qué hacemos? ¿Me acompañas o te quedas?

- ¿A ti que te parece Lia?- me miro con ojos cansados- si me he vestido quiere decir que voy contigo.

- Así me gusta, una Night, siempre...

- ¡Como pille a esos vampiros les voy a arrancar la cabeza! Encima que gaste un montón de poder al convocar a la serpiente legendaria y ellos, ¡puf! Se van, así de simples son las cosas.

- Veo que estas muy enfadada.

- Oh, no te lo puedes ni imaginar.

Me acerque a ella y le di un fuerte abrazo- esa es la Jez que tanto quiero.

- Y yo te quiero a ti- me devolvió el abrazo- será hora de que nos vayamos.

- Si pero...

- No temas, lo de arrancarles la cabeza no iba en serio... del todo. -me sonrió maleficamente- Te lo tomas todo tan a la defensiva.- Jez empezó a reír y luego me añadí yo- Yo nunca haría eso, recuerda que soy una de las “alumnas más aplicadas.”

- Sí- mire el reloj- es hora de salir.

Nos pusimos los zapatos, ella unas bailarinas blancas y yo unas de color gris perla, abrimos la puerta que la noche anterior cerré con llave y salimos.

- Te reto a una carrera- dije alegre- ¡pero no llores si te gano!

- ¡Eso es trampa! ¡tú me ganaras seguro! Eres la más rápida de todos...

Jez calló y tembló un poco, luego yo también lo sentí, la sensación de la noche pasada, como si alguien nos estuviera vigilando. Para quitar un poco de importancia grite:

- ¡Venga Jez, vamos a hacer nuestra carrera!- ella se giró- intentare ser amable contigo.

- Lia eres una creída.

Jez empezó a correr y yo me quede allí pasmada, al cabo de unos segundos reaccione y empece a correr detrás de ella. Cuando la alcance las dos nos miramos y nos echamos a reír.

Lentamente, el internado Dark Moon fue cobrando vida y los que normalmente madrugaban fueron vistiéndose y preparándose para pasar unas horas con su respectivo club o haciendo sus correspondientes actividades matutinas.

jueves, 10 de enero de 2013

Capítulo 1. ALMA DEL SILENCIO


Saga Dark Moon: Temptation

                                      1
                     ALMA DE SILENCIO

Jezabel

La lluvia caía rauda y se filtraba entre las hojas de los enormes robles que hacían todo lo posible para que humanos curiosos no cotillearan nuestro trabajo.

Vi una sombra borrosa y en seguida supe de que se trataba.

Empecé a correr con todas mis fuerzas y a mitad de camino grité gastando el poco aire que conservaba en los pulmones:

- ¡Lia! ¡Hay dos vampiros que avanzan por el camino del sector norte! ¡Ten cuidado, son rápidos!

- ¡Ok!- gritó ella mientras empezaba a correr con toda su fuerza.

Liana era la más rápida de todos los cazadores que alguna vez hubiera conocido y no le costó demasiado adelantarse-me, mientras yo daba media vuelta para ir por el otro lado y tenderle una trampa a esos asquerosos chupa sangre. Active el intercomunicador que nos dio Tamani (el gran mago) gritando el nombre de mi piedra y así pude saber la posición exacta de Liana.

- ¡Lia!- grité un poco cansada.

- ¡Jez!- levantó el brazalete y me enseño que tenía a los vampiros justo delante de ella- ¿¡Qué tengo que hacer con ellos?!

- ¡Obliga-los a ir a las trampas principales!- grité con voz autoritaria- Busca alguna de ellas. Recuerda, la mayor parte de ellas las podrás encontrar junto a la gran agrupación de árboles...- me enseño con el brazalete que se encontraba justo en esa zona- ¡Si, esa!

- ¡De acuerdo!

Gracias a los maravillosos intercomunicadores, a Liana y a mí se nos hacia el trabajo más fácil:

(Llamadores de almas:

Este aparato se compone por una de las piedras protectoras que se le otorga a cada cazador al nacer. Con mi piedra, “zafiro lunar” se pueden llamar a criaturas del reino de la luna. Mientras que con la piedra de Liana, “rubí de fuego” se pueden llamarse criaturas del reino del fuego.

Aunque también se pueden invocar a criaturas de otros reinos, utilizados por cazadores con elementos distintos no resultan tan fuertes y al final acaba quitando energía vital (el alma)

Claro está, esa energía se recompone al cabo de un tiempo, útiles durante el combate si resulta ser difícil de vencer: brujos, sacerdotes y maestros de hechicería.

Este aparato también sirve como comunicador.

Tamani, los personaliza para que sean unos hermosos brazaletes y collares de plata, bronce u oro, con la piedra justo en el centro)

Seguí corriendo y rece para lograr llegar antes de que los vampiros se dieran cuenta de la presencia de Liana y huyeran... o aún peor, que la atacaran.

Cuando tuve delante a los dos vampiros y a Lia detrás de ellos, quedaron completamente acorralados, ya que una espesa mata de árboles frondosos les impedía el paso; aún que perfectamente se podían colar entre ellos, no querían correr el riesgo. Los malditos de alguna forma sabían que esa zona no era normal.

Bajo la tenue noche marcada por los gritos y lágrimas que desprendía el cielo, llamamos a aquellos que juraron protegernos hasta el fin, invocando el alma de las piedras sagradas.

- ¡Zafiro! ¡Custodia mi alma!- dije con voz mancada de emoción.

- ¡Rubí! ¡Libera mi alma!- dijo Liana con euforia en la voz.

El encapotado cielo tormentoso de invierno se tiño de amenazadores rojos y anunciantes azules, liberando así nuestras almas.

Las cuales se transformaron un feroz lobo de fuego (ser del fuego eterno) y una astuta pantera de mercurio (ser del silencio)

El feroz lobo se quedo al lado de su dueña, enseñando unos afilados colmillos a los que osaban atentar contra la vida de su ama.

Estaba listo para saltar sobre su presa y si hacia falta, matarla.

Mientras que mí amada pantera se quedo a mi lado, con la cabeza gacha como muestra de sumisión y las orejas erguidas; esperando paciente a que le diera permiso para atacar.

En ese momento uno de los vampiros, un chico con unos oscuros cabellos, alto, con ojos negros llameantes y seductores, con un cuerpo musculoso cubierto de pies a cabeza con ropa negra; piso una de las trampas y Liana gritó con todas sus fuerzas:

- Sayen, ¡quema la cuerda y eleva al vampiro con ella!

Sayen acató las órdenes de su dueña (alma de fuego) con una furia implacable y en el momento en que las cuerdas fueron quemadas, el primer vampiro cayo en la trampa soltando un grito entre-cortado a causa del impacto de haber sido capturado.

Al verlo de esa forma no pude evitar sonreír con sorna y pensar:

“¿Es idiota? ¿Cómo ha podido caer en una trampa como esa? Ja, esto estará chupado, ahora me toca a mi.”

El segundo vampiro, alto, pelo caoba como el de Liana aunque algo más claro, también cubriendo de negro su musculoso cuerpo y unos ojos que en la distancia parecían del color de la sangre, empezó a correr en dirección a su compañero. Al principio parecía como si estuviera trotando y luego... el viento a mi alrededor cambió y sentí una descarga de adrenalina en el cuerpo ¿Me estaba rentando? Si era así, iba a ver quien era Jezabel Night.

El vampiro corrió a gran velocidad sobre el mojado suelo y entonces caí en la cuenta de lo que le pasaba.

- ¡Lia! ¡El segundo vampiro tiene hambre!- le dije mientras me giraba para mirarla a la cara.

- ¡¿Cómo que tiene hambre?!- pregunto exaltada.

- Tiene los ojos rojos. ¡Por la diosa! ¿¡O es qué nunca escuchaste la charla que nos dieron nuestros padres?! -dije un poco enfadada.

Ella hizo una mueca y frunció un poco el ceño como diciendo:

“¿Eres idiota o que?”

La verdad no se porque le preguntaba eso.

A mi solo me lo habían contado una vez, pero a ella su padre se lo recordaba cada maldito día des de el accidente que sufrió su hermano.

Solté un pequeño suspiro y le dedique una discreta sonrisa a modo de disculpas.

Ella me la devolvió pero solo duro unos instantes.

Entonces me gire y empecé a correr en la misma dirección que el vampiro, escondiéndome en las sombras de los árboles, con sigilo, como bien significaba mi alma.

De repente, el vampiro se paro en seco y empezó a escrutar el lugar. No tardo en darse cuenta de lo que pasaba y se giró para mirarme des de mi escondrijo pero sin llegar a verme.

En el momento en el que vi sus ojos el viento a nuestro alrededor dejo de soplar. Esos ojos como la sangre eran tan hipnotizantes...

Me penetraban como si pudiera ver en mi interior.

Estuvimos así durante unos segundos que me parecieron horas.

Entonces volvió a empezar su veloz carrera y así fue como todo se sumió en un inmenso caos.

El vampiro corrió velozmente entre los arboles, evitando las múltiples trampas hasta que llegó al lado de su compañero.

Cuando Liana lo vio no dudo en enfrentarlo.

Se sacó una de las dagas que colgaba de su cinturón y lo encaró.

El vampiro profirió un profundo gruñido que salió directamente des de su pecho y le mostró los colmillos a Liana.

Después de que los dos se quedaran mirado fijamente, el vampiro se abalanzó sobre ella.

No pude evitar soltar un grito ahogado cuando vi que la agarró del brazo y la arrogó contra un árbol. Lia se estrelló contra el duro tronco y su cuerpo rebotó hasta el suelo.

Sayen, que no había conseguido llegar a tiempo para ayudar a su dueña, soltó un aullido lastimero mientras el dolor irradiaba en su cuerpo.

Aunque no parecía justo, si un cazador era herido, su alma también lo sería. Y si un alma era agredida, el cazador también lo sería.

Al ver que Liana no se levantaba, el vampiro se acercó al lado de su compañero y con una fuerza asombrosa, rompió la cuerda que lo mantenía sujeto por el tobillo. Cuando sus pies tocaron el suelo, salió corriendo entre los arboles para ocultarse.

Cegada por la ira, le ordene a Aurea que impidiera que el otro escapara.

- ¡Aurea, rápido! -con un grácil salto Aurea se acercó al vampiro. Al principio mantenía una cierta distancia para avisarle de que tuviera cuidado. El vampiro empezó a moverse y Aurea acelero el paso para lanzarse sobre el- ¡No dejes que escape!

Aurea rugió como aceptación y se abalanzo sobre él. Rugió otra vez mientras se precipitaba sobre él y cuando parecía que ya lo tenía, el vampiro esbozo una maléfica sonrisa y apretando las manos en puños, le profiriendo un fuerte golpe en las costillas a Aurea.

Mi cuerpo se estremeció por el dolor, mientras mi dulce pantera caía abatida en el frío y mojado suelo.

- ¡Aurea! - grité.

Gimoteamos al unísono por el inconstante y sin embargo tan intenso dolor.

Mis piernas se doblar cuando no tuvieron suficiente fuerza para soportarme y me quede arrodillada en el suelo, mirando con despreció a ese maldito demonio.

Cuando el cuerpo de Aurea toco el suelo, el vampiro miro en mi dirección mientras me retorcía por el dolor provocado en mis costillas y me volvió a mandar esa maléfica sonrisa que se dibujaba en sus labios en forma victoriosa.

La sangre hervía a través de mi cuerpo.

Entonces empezó a correr hacía el espeso bosque y utilizando la poca fuerza de voluntad que aun tenía, saque unas cuantas agujas de plata y me prepare para lanzarse-as.

“Lo lamento Jez... no he... sido capaz de atraparlo” -me dijo mentalmente Aurea.

“Tranquila... no vamos a permitir que escape”-le asegure.

Aurea, al igual que yo, hizo todo lo posible por ponerse en pie de nuevo.

Con la poca fuerza que me quedaba, agarre fuertemente las agujas y las lance con precisión.

Las agujas rozaron la piel del vampiro, desgarrando pedazos del tejido de su ropa.

Cuando finalmente mis piernas volvieron a sostenerme, lance otra tanda de afiladas agujas y no muy lejos de donde estaba oí un fuerte quejido.

- ¡Mierda!- la voz del joven vampiro sonó llena de enfado y dolor.

Busque entre el espeso bosque hasta que finalmente vi como el vampiro volvía su mirada hacía la mía. Cuando enlazo su mirada con la mía, vi que su rostro reflejaba el odio y el despreció que albergaba hacia mi. Aunque entonces me di cuenta de que una de las agujas le había alcanzado en el hombro.

Sonreí perversamente.

Un profundo gruñido salió de su garganta y sin apartar su mirada de la mí, agarro la aguja con la mano y tiro de ella.

- ¡Ah! -gritó mientras bajaba su cabeza para asimilar el dolor que le recorrió el cuerpo cuando la aguja salió de su cuerpo.

Era fuerte, pero no tanto como yo había supuesto en un principio.

“Maldita sea, no lo he matado”-pensé en reprimenda.

El vampiro soltó la aguja en el suelo y se sujeto el hombro mientras su sangre negra como el hollín empezaba a manar de su herida.

“Voy a matarlo.” - anunció Aurea con voz ronroneante.

“No. Espera un momento. Tengo una idea.”

“Entonces dime.”

“Escóndete entre la maleza y espera a que te llame.”

“¿Estas segura de lo que estas haciendo Jez? - Aurea volteó la cabeza hacia mi – Liana no esta para ayudarte y si no sale bien puedes salir herida.”

“Por favor, solo haz lo que te digo.”

“Aurea volteo la cabeza de nuevo hacía el espeso bosque y se agazapo un poco – Espero que sepas lo que estas haciendo. - con un grácil movimiento empezó a correr entre los arboles y se perdió en la neblina.”

Al cabo de unos segundo el vampiro empezó una rápida carrera hacía mi. Cuando se encontraba a escasos pasos, alargo el brazo para atraparme. Retrocedí para escapar de su agarre, pero no estaba decidido a darse por vencido.

Estábamos uno delante del otro, mirándonos fijamente, estudiándonos.

Entonces hablo:

- ¿Por qué están aquí un par de cazadoras? - preguntó medio burlándose.

- ¿Por qué están aquí un par de estúpidos vampiros adolescentes? –contraataque.

- Yo he preguntado primero. –dijo mientras me mostraba una débil sonrisa.

Este tío me estaba empezando a sacar de quicio.

- Pero quien manda aquí soy yo.

Esta vez el vampiro sonrió ampliamente – Así que… tengo a una gatita mandona.

Le lance una mirada furiosa. Su sonrisa se ensancho y yo ya había llegado a mi límite.

Repentinamente su rostro se mostró serio, enfadado incluso.

“¿Que había pasado?”

Sin apenas darme cuenta, su juego de caza y captura había vuelto a empezar.

Con otro intento por atraparme se volvió a cernir sobre mí. Y aunque esta vez me agarró, iba a lamentar lo que había hecho por el resto de su vida.

- ¡Ah! - gemí al notar un fuerte agarre que casi me hace caer.

- Mierda. - respondió el vampiro al darse cuenta de que lo que acababa de agarrar era mi pecho. Aunque queriendo o no, lo palpo un poco y me enfurecí aun mas.

- ¡Suéltame!- le exigí antes de pegarle una bofetada.

Antes de que me hubiera dado cuenta, mi mano estaba marcada en la mejilla del vampiro y mi palma ardí por el golpe.

- ¿Me acabas de...?- dijo algo transpuesto y sorprendido. Sus ojos estaban grandes y desconcertados.

Mis mejillas ardían por la rabia de haber sido tocada por este maldito ser.

Poco a poco, la ira iba dejando paso a otro sentimiento que no me era en absoluto ajeno y la lágrimas picaban en mis ojos mientras amenazaban con desbordarse. Pero haciendo uso de toda mi voluntad las contuve.

“¡¿Estas bien Jez?!” - pregunto Aurea alarmada.

No le respondí. Mi mirada estaba anclada a los alarmados ojos de él.

-Vuelve a tocarme y estarás más muerto de lo que nunca has estado -sisee fríamente. Sus ojos se volvieron hacia mí con asombro.

Extraje una aguja del bolsillo del pantalón y la agarré fuertemente, lista por si intentaba atacar nuevamente.

“¡¿Jez?! - volvió a urgir-me Aurea.”

Pasaron segundos antes de que le respondiera en voz alta para que me oyera claramente:

- Matalo.

Aurea rugió detrás de mí y se abalanzo sobre él.

No se movió, solo se dejo atrapar. Pero en ese momento Aurea se desvaneció en el aire y yo miré a mi alrededor sin poder-lo creer.

- Aurea ¡No!- caí de rodillas en el suelo y él empezó a dar vueltas a mí alrededor.

- ¿Ahora que voy a hacer contigo? - sonrió maléfica-mente y se me acercó – Eres preciosa – me levantó la barbilla con sus delgados y pálidos dedos y lamió mi mejilla – y dulce.

Sus labios rozaban mi oído mientras me susurraba:- Me gustas, y te voy a poseer.

Mi cara palideció por un instante y entonces empezó a arder. Estaba furiosa, se había acabado el juego.

- Oh Serpiente de roca, ¡libera me de este ser al que no debo nombrar!

El cielo llovizno adquirió un tono grisáceo más claro y la cola de la serpiente empezó a asomarse. El ser me soltó y salio corriendo.

Antes de ocultarse entre las sombras gritó:

- La próxima vez te are mía, tenlo presente.

Agotada, me desplome en el suelo vista por el cansancio de usar tanta magia en un solo día, además magia que no me pertenecía.

De lejos oí como Liana gritaba mi nombre a todo pulmón mientras sus pasos eran amortiguados por las hojas del suelo que estaban empapadas.

La oía lamentarse en voz baja y cuando una de sus lágrimas me cayó encima intente con todas mis fuerzas consolarla.

- Lia... -mi voz era débil y ronca – Por favor, no llores. Por favor, Lia.

Después de eso, las fuerzas me abandonaron y me quede completamente dormida (o casi completamente).

Pude notar como me subían a la espalda de alguien y me cargaban con sumo cuidado.

Al final, después de lo que pareció una eternidad, note como me depositaban con cuidado sobre algo mullido, como si me fuera a romper.

Olía a naranja y ha muebles de madera antiguos, y así, definitivamente, me fui del mundo de los humanos.

miércoles, 2 de enero de 2013

Sinopsis

Vidas que se entrelazan, almas que se juntan y todo se une en un amor confuso.

         Liana y Jezabel, dos chicas de 16 años, no saben lo duras que pueden resultar sus vidas, hasta que en ellas aparecen dos misteriosos chicos: Ash y Damian.

         Dos sexys y calientes vampiros que no les van a poner las cosas nada fáciles y que van a poner todo su mundo patas arriba.      
                                                                                           
         Aunque sin quedar atrás, peligrosas e intoxican-tes, las dos cazadoras van a poner a prueba los dotes de auto control de estos nuevos "compañeros".   
                                                 
         Con un odio de cientos de siglos corriéndolos en la sangre, los cuatro deberán unir fuerzas para acabar con un inminente peligro que amenaza a todos en "Dark Moon". Descubriendo así que no son tan diferentes como pensaban.       
                                                
         Pero pronto descubrirán que para conseguir salvar su amor, tendrán que arriesgarlo todo y desvelar antiguos y oscuros secretos.