viernes, 26 de abril de 2013

Capítulo 4. AMOR SECRETO I


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AMOR SECRETO I

Jezabel

El viento agitaba gentilmente mi cabello mientras mi voz resonaba en el aire.

- Nuestras manos uní por fin/y tus ojos brillando hoy vi/ inquieta estoy,/ siento que me estoy desvaneciendo./ Corazón mentirosos no hay/ hoy quiero tener el 100% de tú inocente corazón./ Nunca te dejaré ir/ ¡escucha!/ Lo hago por que te amo./ Más inocente que una bella flor,/dentro de mi/tu eres único.

Un ruido sordo me sorprendió y di un respingo. Cuando me giré vi que era Magnus.

Iba con un botón de la camisa suelto, la corbata desecha, el pelo negro alborotado, sus brillantes ojos azules y una radiante sonrisa con dientes perfectamente alineados y blancos, que dejaba sin aliento a cualquier chica.

Se acercó calmado hacía mí mientras aplaudía suavemente.

- Preciosa canción. Aunque no tan bella como la chica que la canta. - su brillante sonrisa me deslumbro completamente.

- Hola. -susurre avergonzada por sus palabras.

- Hola. Cassandra me ha enviado para decirte que nos quiere a todos en el salón principal dentro de quince minutos. -dijo mientras se pasaba una mano por el alborotado cabello.

- ¿Te ha dicho para que? -pregunte curiosa.

- No. -dijo encogiéndose de hombros -Simplemente ha dicho que te busque y te lleve allí.

Magnus me dio otra deslumbrante sonrisa que podría haber derretido los polos.

“Maldita sea. Se ve que mi cerebro aún no ha entendido la parte de que Magnus es gay.

Esto no es justo, tal vez el único chico que me puede gustar y no me hace querer salir corriendo, va hace dos años y me dice que es gay.Mi suerte no puede ser peor. -me lamente de mí mentalmente.”

- Entonces, -dijo haciéndome salir mis pensamientos- ¿Nos vamos?

- Sí, perdona. -baje de la copa del árbol en el que estaba sentada con un ágil salto usando todos los reflejos de cazadora yfelino que poseía y camine hasta su lado.

Él siguió mirándome con su intensa mirada celeste y un intenso rubor cubrió mis mejillas.

Las mejillas me ardían por la vergüenza y agache la cabeza para que una cascada de cabello castaño ocultara mi rostro. Nunca me había gustado que la gente viera mi debilidad y se aprovechara de ello.

- No te escondas. - susurro cerca de mi oído. Con la ayuda de un dedo me obligo a levantar la cabeza y mirarle – No escondas tu rostro. Ya lo he visto antes sonrojado y sigo pensando que sigues siendo igual de mona, mi pequeña estrella.

- En vez de coquetear tanto conmigo ¿por que no vas y le dices eso a Alex?

Magnus hizo una mueca y se giro con brusquedad. Intenté contener una carcajada que empezaba a brotar desde lo mas hondo de mi garganta, cuando me di cuenta de que Magnus había enrojecido y que por un momento, esa idea lo había tentado.

- ¡Jez vamos! - gritó desde lejos. Su voz dejaba un rastro de malhumor.

No pude evitar sonreír ante eso. Aún estado enfadado Magnus era monísimo.

- Es tu culpa por no ser sincero con él. -le aclare – Él te gusta y lo que es más importante, ¡tú le gustas a él!

Paro en seco y se giro. Estaba rojo como un tomate y tenía el cuerpo tenso.

- Yo no estoy tan seguro de eso – susurro.

- Por el amor de dios. Deja de ser tan idiota. Solo de ver con los ojos que te mira cada vez que estas cerca... esta perdidamente enamorado de ti.

Su frente se arrugo y frunció los labios en una mueca.

- ¿Quieres saber porque aún no te ha dicho nada? Pues, para empezar porque siempre andas jugando con todas las demás chicas en vez de estar con él. - afirmé rotundamente.

Pareció que estaba considerando mis palabras porque al final de unos segundos suspiró pesadamente, como si se hubiera quitado un peso de encima. Volvió a acercarse a mí y me tomo de la mano mientras una tierna sonrisa despertaba en él.

- Pues voy a cambiar, menos chicas y más estar con Alex. Ahora vamos – miró su reloj – llegamos tarde.

Le sonreí de vuelta y empezamos la marcha. En ningún momento Magnus soltó mí mano.

Andamos a paso lento y antes de que me diera cuenta ya podía ver las imponentes puertas traseras del ala norte.

Dos pequeñas figuras se acercaban a la entrada desde el bosque este.

Por la larga y espesa cabellera oscura y el rojizo cabello, supe enseguida que eran Liana y Alex.

- Mira quien viene – apreté la mano de Magnus y con la otra le señale a Liana y Alex – ¿Porque no le dices algo?

Magnus ya no me escuchaba, sus ojos estaban decididos a no apartarse del chico con el cabello de fuego pasase lo que pasase.

- Magnus, ¿Magnus? - lo llamé.

Parpadeo como si lo hubiera sacado de un sueño y aparto la mirada de Alex.

- ¿Qué?

- ¿Que por qué no vas y le dices algo?

Me miro mientras meditaba mis palabras y se decidía. Volví la cabeza de Alex a mí unas dos veces. La ultima vez que me miró, mostraba una estúpida sonrisa de loco enamorado que acaba de tener una loca idea de loco enamorado.

“Oh. Esto no me lo pierdo. - pensé divertida”

- Vamos. - dijo soltando mi mano y empezando una rápida carrera hacía Lia y Alex.

Lo seguí algo rezagada porque me estaba empezando a doler la barriga de tanto reír.

Cuando Magnus llego detrás de Alex, saltó sobre él y lo apretó contra su pecho.

- Hola Alex. - le susurro al oído en tono seductor. Pero lo dijo suficientemente alto para que Liana y yo lo escucháramos.

Alex se estremeció ante eso y dio un respingó pero no se apartó.

Después de eso llegué yo.

- Hey, Jez. ¿Donde te habías metido? -pregunto Liana.

- Oh. Perdona, me fui a practicar al bosque un rato. Ya sabes, para el concurso del mes que viene.

Asintió una vez con la cabeza y luego me pidió que me acercara.

- Oye, - me susurro al oído lo mas bajo que pudo - ¿Que ha pasado aquí?

No pude evitar sonreír.

- Pues mira, - comencé a explicarle lo más flojo que pude todo lo que había ocurrido– resulta que he pinchado un poco a Magnus y se ha comprometido a conquistar a Alex.

- ¡Ya era hora! - exclamó Lia.

Magnus y Alex nos miraron extrañados. Y Lia y yo nos mordimos el labio para sofocar las risas.

“Oh. Cuando los demás se enteren de esto, van a revolucionarse.”

- ¿Algo interesante? - pregunto Magnus con un deje en la voz. Estaba demasiado ocupado molestando a Alex.

- En realidad sí. - le respondió Liana – Le estaba comentando a Jezabel lo educado que estás siendo al ignorarme como un burdo pedrusco.

Magnus aspiró suavemente el aroma de Alex y sus brazos se tensaron un poco.

Después de eso levanto la cabeza para mirar por encima del hombro de Alex.

- Hola Lia - le dijo divertido.

- Ya, porque no mejor sueltas a mí chico antes de que decida morderte. - yo sabía que lo decía en broma pero a Magnus no pareció hacerle ninguna gracia.

Entrecerró los ojos hasta que solo quedo un atisbo del brillante esmeralda y frunció los labios en una mueca.

- ¿Desde cuando es tuyo? Yo no veo tu nombre escrito. - dijo fríamente.

- Ni yo el tuyo gatito.

Los ojos de Magnus brillaron con un fulgor dorado. Su león estaba despertando de la siesta.

- Yo no soy de nadie. - protesto Alex malhumorado. Intento soltarse de Magnus pero no pareció hacerlo con demasiadas ganas.

Magnus lo apretó más fuerte y le puso un dedo encima de los labios para acallarlo

- Creo que deberías meterte en la cabeza que no pienso dejar que me arrebaten lo que es mio sin luchar. - no lo dijo para nadie en concreto – Además, los leones machos son muy celosos con sus parejas.- estaba claro que lo que acababa de decir era para Alex porque lo dijo de tal modo de que solo él lo oyera. Alex enrojeció unos cinco tonos de rojo diferentes y no protesto más. - ¿Quieres pelea Black?

- Cuando quieras Shane. - Dijo Lia por la emoción de un nuevo reto.

- Vale. Esto ha ido demasiado lejos. ¡Basta ya! -interrumpí – Con amigos como vosotros no se necesitan enemigos y por si no lo sabéis los tenemos. -repuse exasperada – Así que, moved el culo hasta el salón principal antes de que cambie de opinión y os deje a todos secos a todos de un golpe.

“Críos, igualitos que unos niños. Menudos amigos me han tocado.”

- Miau. - dijo Liana – Guarda las garras para los vampiros panterita.

Me gire y la fulmine con la mirada

- – Si no quieres probarlas mueve el trasero.

- Liana estaba claramente divertida por mi arrebato pero decidió no discutir y levanto las manos en señal de derrota –Vale, vale, tú ganas. - Se dio media vuelta y empezó a andar.

Me gire para encarar a Magnus y Alex.

- Y vosotros dos, será mejor que también empecéis a andar.

- Sí, señora. - fulmine a Magnus con la mirada y conseguí un pequeño encogimiento de hombros y una tímida sonrisa por su parte.

“Como vuelva a hacer eso o me voy a lanzar encima o me voy a desmayar.”

No tuve que volver a repetir que se movieran. Magnus soltó reacio a Alex pero no dudo en cogerle la mano y tirarlo para que andara con él.

Suspire cansada y después de unos segundos y de tomar una profunda bocanada de aire, empece a seguirlos.

Cuando ya estábamos por los pasillos Liana pregunto:

- ¿Que debe querer Cassandra?

- Tal vez advertirnos. - dijo Alex distraidamente.

Pare en secó y le pregunte.

- Advertir. ¿Advertir sobre qué?

Alex me dio un encogimiento de hombros y por una vez, Magnus lo miro como diciendo: como no te calles ahora mismo te mato. Alex lo miro con ojos culpables y pidiendo perdón. Después se volvió hacia nosotras.

- Sobre los vampiros. - lo dijo intentando quitarle importancia.

- Nada nuevo por lo que veo. - Liana volvió a andar.

- No se trata de eso Liana. -dijo Magnus.

Ella se giró y lo escruto con la mirada.

- ¿Sobre que entonces? - Lia estaba curiosa por saber y yo también.

Magnus miró a Alex como diciéndole: Ahora te las arreglas tú bocazas. No te pienso salvar. Él suspiro ligeramente y empezó a hablar.

- Hace tres días... - Alex paro, indeciso por si debía continuar; siguió hablando. - llegó una carta de Lucifer.

- ¡¿Qué?! ¡¿Como demonios no lo sabía?! - Liana estaba furiosa. Tenia las manos apretadas en puños, parecía querer golpear algo. Estaba temblando por la ira y no paraba de cambiar su peso de un pie al otro.

- Nadie te dijo nada porque sabíamos como reaccionarias. - explicó Magnus – No queremos una guerra Lia. No ahora.

- A la mierda con eso. - gritó Lia y se fue furiosa.

Era curioso como nuestra alma era el equivalente perfecto de nuestro ser, porque en ese momento Liana de verdad parecía un lobo muy cabreado que se encontraba en el borde del precipicio con su autocontrol, tratando de no lanzarse al cuello de cualquiera que se moviera.

Cuando la alcance la cogí del brazo y traté de calmarla.

- Por favor Liana. No lo hagas. No te hagas esto. Es verdad, no te lo dijeron y estuvo mal. Pero lo hicieron por tu bien. - le toqué el brazo para calmarla.

- Si hubieran pensado en mi me lo habrían contado antes. - chillo y se giro bruscamente para encararme. Mi brazo cayo pesadamente. Su rostro estaba pálido y los ojos vidriosos – Se lo callaron y me engañaron para que no tratase de matar al cabrón que asesino a mi hermano. - Todos nos estremecimos y me asuste. Lia jamás era así. Esta no era ella.

Pasó una rápida, furiosa y amenazadora mirada por nosotros.

- Pues teníais razón. - declaró – Hubiera sido mejor que no lo supiera, porque ahora yo misma seré la que lo vaya a buscar y lo mate.

Se dio media vuelta y empezó a trotar.

- ¡Lia! – la llamé pero no me escucho y siguió su camino hasta la sala principal. Esta vez dudaba que Cassandra pudiera controlarla.

- Hay que pararla. - les dije a los chicos sin siquiera molestarme en mirarlos. Me apresure ha seguirla y oí que ellos me venían detrás.

Pero cuando llegamos ya era tarde. Liana ya había llegado y tenía agarrado el pomo de la puerta con tanta fuerza que los nudillos le quedaron blancos. Lo giró bruscamente y abrió con un fuerte y sonoro empujón.

- ¡Liana! - gritó Magnus que ya estaba a mi lado y a punto de entrar a toda prisa.

- Magnus. - estaba jadeando por la carrera y los nervios que me estaban retorciendo el estómago.

- Tarde, Jack. Porque ya lo se. – gruño Liana desde la puerta.

Alex también nos había alcanzado y estaba detrás de mí. Cuando mire dentro, vi que todos estaban sentados en los pupitres y que Cassandra estaba de pie con alguien más. Eran dos chicos de mi misma edad.

Uno tenía el cabello marrón oscuro, parecido al de Liana, pero algo más claro. Estaba alborotado y le caía delante de la frente en finas capas. Y con los ojos también marrones. Por otra parte, el otro chico tenía tanto el cabello como los ojos de un intenso negro. Por no comentar que los dos estaban buenísimos.

Pero cuando mi vista se enfocó bien, los recuerdos me golpearon como un martillo.

“¡Es el maldito vampiro de la otra noche! ¡¿Se puede saber que narices está haciendo aquí?!”

- Tu... - susurro el vampiro.

Agarre la mano de Liana con fuerza. Esto no iba a ser bueno.

- Vosotros, -gruño Liana - ¿por qué estáis aquí?

- Por una simple razón Liana. –dijo Cassandra. Los ojos de todos se giraron hacía ella – Porque ya no son nuestros enemigos.

Liana estaba furiosa. Estaba temblando por la rabia y estaba a punto de estallar.

- Lia por favor. Trata de calmarte. – le susurro Alex mientras la alcanzaba y la cogía por la muñeca.

- ¿¡Que me calme!?– chillo – No pienso calmarme. Pienso matarlos aquí y ahora.

- Lia… - susurre sin saber qué hacer para calmarla aunque fuera solo un poco.

Pasaban los segundos.

“Voy a acabar con esto Jez. – su voz era firme.”

“Lo sé. – admití.”

“¿Estás conmigo o no?”

“Pensé por unos instantes pero sabía de antemano mi respuesta. Siempre seria la misma, pasara lo que pasara. – Siempre lobita.”

Los segundos siguieron pasaron y cuando estuve segura me prepare.

- Hijo del diablo. - susurre fríamente.

Solté la mano de Lia y me adelante un paso. Cautelosa, esperando paciente el momento para saltar encima de mi presa.

No dudé ni un segundo más me abalance sobre él. Caímos y rodamos por el suelo hasta que me quede sentada a horcajadas sobre él y saqué a Light. Coloque la reluciente daga sobre su cuello y me prepare para su próximo movimiento.

Cuando de repente oí la voz de Liana en mi cabeza: “Sujetalo. - gruño.”

Dude un segundo pero afiance mi agarre en Lighty me mantuve firme.

- ¡Matalo! - gritaron algunos de mis compañeros.

- ¡Sí! ¡Venga matalo Jezabel!

Sonreí con superioridad hacia él.

Entonces se oyó un fuerte golpe y alguien que gemía.

“¿Que has hecho? - le pregunte mentalmente a Liana.”

“Le acabo de dar una patada en el estomago al otro y lo he dejado de rodillas en el suelo - respondió.”

“ Bravo lobita. - sonreí.”

“ Gracias gatita.”

martes, 2 de abril de 2013

Capítulo 3. CONOCIENDO A CASSANDRA



3


CONOCIENDO A CASSANDRA

DAMIAN

Hacía apenas cinco minutos que había sonado el despertador y ya me sentía como si una manada de elefantes me hubiera pisoteado.

- ¿Cansado? -pregunto Ash mientras se sentaba en la cama con dificultad aparente.

Hice una mueca y después suspire. Con voz agotada susurré:

- Maldigo el día en el que me convenciste para salir fuera.“Vamos, sera divertido, y ya veras que romper las normas no es tan grave si no te descubren”- repetí el discurso que había usado para convencerme.

Ash me miró divertido y empezó a reír. No entendía como siempre lograba convencerme para hacer cosas que seguro acabarían terriblemente mal.

Antes de que pudiera decir alguna cosa para protegerse, me levanté de la cama, me encamine hacía el baño y cerré la puerta con llave.

ASH

Antes de que pudiera responderle, Damian había desaparecido en el baño.

Cuando me moví, mi cuerpo protesto. Esa maldita cazadora me había pateado el trasero de mala manera.

Me tumbé en la cama e hice una mueca. Cerré los ojos, y sin saber porque, apareció ella.

Recordé la batalla, la lluvia, a ella... sus sedosos y ondulados cabellos caoba oscuro, sus oscuros ojos brillando bajo la tenue luz de los rayos, la curvatura de su cuerpo, su dulce aroma a... ¿qué? No estaba seguro de saberlo... lo ágil y hábil que era en la lucha, la gracilidad de sus movimientos. La preocupación que demostraba por su igual; otra estúpida que se creía una heroína en mi opinión.

Algo en mi interior se agitó con fuerza mientras recordaba como ese chucho pulgoso la había reclamado como suya.

Me odiaba a mi mismo por los sentimientos que me cruzaron cuando habíamos luchado.

Por haber deseado tanto su dulce, espesa y caliente sangre. Por desear ser el único que la poseyera, su sangre y... a ella.

De lo mal que me sentí cuando perdí el control y estuve a punto de matarla.

¡¿Pero que demonios estoy pensando?! -me reñí al ver el rumbo de mis pensamientos- Era una maldita cazadora. Los que son como ella odian a los que son como yo. Nos matan a sangre fría.”

Me levante de un salto enfadado conmigo mismo. Yo odiaba a todo cazador. Y esa engreída, no iba a ser una excepción.

- Sera mejor que deje de pensar tonterías y me vista -me dije a mi mismo en tono mordaz.

DAMIAN

Me escondí en el baño antes de que Ash me pudiera contestar. No me sentía con fuerzas para oír su humor matutino.

Mire mi reflejo en el espejo e hice una mueca.

Tenía un moratón bajo el ojo izquierdo y la marca de su mano en la mejilla, la mano que había estampado en mí tras hacer una cosa muy dulce, tentadora e increíblemente idiota. Deberían darme el premio al estúpido del año.

Aún no me podía creer que me hubieran cazado. Una estúpida niñata y su estúpido gato me habían dejado entre la espada y la pared.

Agobiado, solté un largo suspiro.

Soy imbécil –pensé con frialdad – mira que dejarme engañar…”

Eche un último vistazo al chico que se reflejaba en el espejo y me empecé a desnudar.

Deje que mis pensamientos volaran a su aire y empecé a rememorar lo que había pasado la noche anterior.

-¿Ahora que voy a hacer contigo? – le pregunte divertido al ver que el gato había desaparecido y que estaba indefensa. Su dulce aroma a lirios me embriago y note que se me secaba la boca. Con el cuerpo tenso y lleno de deseos oscuros me acerque lentamente a ella –. Eres preciosa – mis dedos picaban por tocarla y no pude evitarlo. Le levante la barbilla para poder mirar en esos hermosos ojos castaños. Era tan hermosa. Tenía una larga y sedosa cabellera de un color caramelo precioso y su piel era fina y suave. Oía el latido de su pulso correr bajo su piel y me pregunte como debería saber. Sin entender exactamente porque, mi cuerpo se movió hacia adelante y le lamí la mejilla –. Y dulce – oh sí, era realmente dulce y estaba demasiado tentado a tumbarla en el suelo y probar su sabor mientras la poseía con lentitud -. Me gustas, y te voy a poseer – le susurre mientras ella temblaba por el miedo. O eso me parecía, a lo mejor estaba equivocado y estaba temblando de ira.

Su cara palideció por un instante y después empezó a adoptar un intensó y adorable rubor que hizo que pareciera más dulce y tentadora.

Entonces, en voz baja, empezó a recitar algo parecido a una invocación. El cielo cambió a un tono marrón y supe que si no me iba inmediatamente las cosa podría acabar muy mal.

Me levante a toda prisa y me fui corriendo hacía la espesura del bosque. Pero antes de desaparecer, mire por encima de mí hombro para poder verla una vez más.

La próxima vez te are mía, tenlo presente. –le prometí antes de irme.

Y esa promesa, la iba a cumplir como fuera”.

ASH

Damian abrió la puerta y salió del baño. Los dos estábamos preparados para irnos. Él vestido con una camisa blanca con un botón desabrochado y yo con otra idéntica pero manteniendo más de un botón fuera de sitio.

Entonces un fuerte estruendo retumbo en mis oídos.

Mire a Damian para saber si también lo había oído. Su rostro no mostraba duda alguna

- ¿Que diablos ha sido eso? -pregunte.

- Ni idea. -respondió dirigiendo su mirada hacía la puerta - Creo que venia de fuera – volvió su rostro hacía mí - ¿Vamos?

- Vale. -respondí simplemente.

Empezamos a ir hacía la puerta y gire el pomo. Se abrió con un chirriante sonido de bisagras que me molesto bastante. Miramos hacia el exterior pero no vimos nada.

 ¿Que habrá sido eso? - pregunte.

Damian miró a cada lado del pasillo pero no pareció ver nada fuera de lo normal.

- Tal vez una puerta que se ha cerrado por el viento. – respondió al final con un toque de deje en la voz.

DAMIAN

De repente, unas eufóricas exclamaciones resonaron a nuestras espaldas y al girarnos vimos a media docena de chicas mirando en nuestra dirección embobadas.

Como a Ash le encantaba hacerse el chulo delante de las chicas, les guiño un ojo y todas se pusieron rojas.

Le di un codazo para que se comportara con normalidad y no las conquistará con el poder de la seducción. Que si era sincero no le hacía mucha falta, aunque en estos casos nunca sabia que haria.

- Perdonad chicas, me llamo Damian –dije exasperado.

- Hola Damian- dijeron todas las chicas a la vez. Miraron a Ash, que a su vez me miró a mí con mala cara - ¿Como se llama tu amigo? – pregunto una del fondo.

- Yo soy Ash, ¿como estáis gatitas? - Ash volvió a guiñarles un ojo.

Cuando pronunció la palabra “gatita” me cabree al pensar en la maldita cazadora, ese era el apodo que yo le había otorgado.

Todas empezaron a reír tontamente y gire los ojos.

Agarre del hombro al señor ligón y le dije al oído:

- Ash, recuerda lo que tenemos que preguntar.

- Ah si, perdona.- se aclaró la garganta - Chicas, sabríais decirnos donde esta el despacho de la directora.

Todas se miraron y al final una chica bajita, de pelo castaño, ojos azules y un dulce olor a rosas y margaritas habló:

- Si queréis yo os puedo acompañar – todas se giraron para verla; las otras chicas se mostraron molestas–. La directora me pidió que le llevara unos papeles para entrar en el club de coro gracias a la recomendación de una de las integrantes, y ahora tenía pensado ir.

- Nos harías un gran favor. – le dije dulcemente.

Todas las demás la miraron llenas de celos pero no dijeron nada, sabían que no era conveniente.

-Bueno gatitas, es hora de que nos vayamos –dijo Ash con voz cargada de promesas.

Como vuelva a decir esa palabra, me lo cargo”

Todas se giraron al unísono he hicieron un mohín.

Los dos empezamos a caminar, notando como las chicas nos miraban con recelo.

Nos paramos al lado de la que seria nuestra guía y le sonreí.

- ¿Cómo te llamas? –le pregunte.

- Melany– susurro –. Pero todos me llaman Mela y unas de mis amigas, las dos mejores que tengo, me llaman Mei. Vosotros, como sois nuevos, me podeis llamar Mei.

- Encantados de conocerte Mei. – le dijo Ash antes de guiñarle un ojo.

Ella enrojeció a escarlata y girando sobre sus talones empezó a andar por el pasillo.

ASH

Anduvimos por los pasillos unos diez minutos antes de detenernos delante de una gran puerta de nogal.

- Este es el despacho de la directora. –dijo Mei antes de tocar suavemente la madera con los nudillos.

- Adelante - se oyó del otro lado.

Mei abrió la puerta un poco y metió la cabeza.

- Adelante Mei. Te estaba esperando – dijo la mujer al otro lado.

- Con su permiso –dijo ella antes de acabar de abrir la puerta y dar un paso dentro –. Unos alumnos querían verla directora.

La mujer estaba sentada en una silla de madera de roble mientras escribía en un gran escritorio también de roble.

La habitación no era muy grande, las paredes eran de un color crema suave y todos los muebles estaban hechos de madera.

En la esquina derecha había una estantería repleta de libros, archivos, documentos que ocupaba toda la pared. En el otro lado había lo que parecía una pequeña sala con dos sillones de oreja con un tapiz de flores y una mesita de café. En medio estaba el escritorio con la directora mirándonos impasible.

Cuando pareció que ya nos había observado lo suficiente se levanto y se paro delante de nosotros.

Era una mujer de piel blanca, con el cabello rubio recogido en un perfecto moño. Sus ojos de un azul hielo eran fríos y severos.

Aunque no era muy alta y estaba bastante delgada, no parecía el tipo de persona que se deja intimidar fácilmente.

Llevaba una blusa roja, con unos pantalones negros altos y unos zapatos rojos de tacón.

- Bien –empezó sin mas preámbulos –. Estaba esperándolos caballeros; mi nombre es Cassandra. Espero que hayan pasado una buena noche - no pude evitar sonreír al recordar la noche anterior.

 - Ha estado bien –dije sin poder borrar la sonrisa de mi rostro.

- Estupendo - paro un segundo –. Antes de nada, debo decirles que espero que su comportamiento aquí sea discreto.

¿Acaso se piensa que vamos a matar a alguien? –me pregunto mentalmente Damian. Parecía divertido y eso era extraño en él”

· Su padre me ha dicho que ustedes dos tienen fama de ser…- paro mientras buscaba las palabras adecuadas – traviesos. Y que suelen meterse en bastantes problemas.

- Tan solo es una mala fama que circula por allí. – dije con desdén.

- Aun así, espero no tener que hacer algo que nos puede acarrear muchos problemas a todos.

¿Acaba de insinuar que nos va a matar? –dijo Damian ahora sin ningún rastro de diversión en su tono. ”

Estaba claro que esta mujer no nos lo iba a poner nada fácil. Y yo no iba a dejar que nadie me tratara como un vulgar trozo de carne.

- ¿Esta diciendo que tal vez nos matara? – le pregunte secamente.

Sus ojos brillaron con un fulgor malvado. Estaba claro que esa mujer había sido cazadora.

Genial. Teníamos a una ex-cazadora psicópata por directora y estaba dispuesta a matarnos si no íbamos con cuidado. ¿Qué más podría salir mal?

- No se engañe señor Montgromery, es cierto, he sido cazadora, he visto y hecho cosas que ustedes dos ni siquiera se podrían imaginar - su rostro escondía el fantasma de una sonrisa mientras recordaba otros tiempos -. En mis tiempos nunca podríamos imaginar que vampiros y cazadores trabajaran juntos. Pero cuando llegas a mi edad y aún sigues vivo, - bajo la mirada y de sus ojos rebosó nostalgia - pronto comprendes que ni siquiera la muerte podrá arrebatarme lo que soy, - volvió a levantar la cabeza para mirarnos fijamente y su voz sonó firme - una cazadora - hizo una breve pausa y ladeo la cabeza -.Así que nada me seria mas gratificante que volver a ejercer mi profesión señores- sus ojos se encendieron con un malvado y brillante fulgor –. Pero volviendo al tema inicial, eso no era a lo que me refería exactamente - el destello de sus azules ojos volvió a enfriarse y desapareció -. Lo que estoy tratando de decir, - empezó a aclararse – es que espero que sepan comportarse delante de los demás alumnos señores. Esta institución no solo esta compuesta por cazadores bien preparados, sino que también hay humanos.

·-Estoy plenamente convencido de que no ara falta que se preocupe por eso –dije fríamente.

- Su padre tenía razón cuando me dijo de que no era fácil de impresionar – se recostó contra el escritorio –. También comento que era muy cabezota.

- No me gustan las normas y las ordenes. Y solo las cumplo si quiero. – replique en tono mordaz.

Un ruido ahogado rompió el silenció que se había instalado en el despacho y todos nos giramos para dirigir nuestra mirada a nuestra guía.

Mierda. Ella había escuchado todo. Seré idiota. – me recrimine.”

Eso no hace falta que lo digas hermanito. Ya lo sabemos todos. - aprovecho Damian para enfurecerme.”

Tu mejor te callas genio. Que yo vea, tu tampoco te has dado cuenta.”

Su expresión cambio y vi que no le hacia gracia que tuviera razón en eso.

Ella estaba tapando su boca para disimular la risa y por lo que se veía, le estaba costando mucho.

Me gire para ver el rostro de la directora y no vi rastro alguno de preocupación en su expresión.

- Tranquilos – dijo al final –. Mei es una cazadora, también.

¿Cazadora? ¿Cómo demonios no nos habíamos dado cuenta?

Entonces la solución me golpeo. Las flores. Ella olía a flores y eso enmascaraba su olor.

- Mei es aún joven y esta aprendiendo, pero que no os engañe su apariencia dulce – dijo la directora.

- Lo tendremos en cuenta –contesto Damian con el ceño fruncido. Debía estar realmente enfadado por no haberse dado cuenta, y eso que él tenía un olfato de lo más fino.

- ¿Qué te hacia tanta gracia Mei? – pregunto la directora dulcemente.

Ella se mordió el labio inferior para disimular su risa, aunque no le sirvió de mucho.

- Si no supiera que es un chico habría jurado que se trataba de Liana – dijo divertida y estallo en una gran risa.

- La directora se giro para verme y esbozo una divertida y malvada sonrisa – Tienes razón. Igualito que Liana. – entonces sus fríos ojos miraban a Damian – Y tu te pareces a Jezabel.

- ¿Quiénes son ellas si se puede saber? –pregunto Damian irritado, nunca había tolerado que lo compararan con nadie.

- Cazadoras –dijo simplemente la directora -. Unas de las mejores sin duda. Liana es testaruda. No soporta que le ordenen – rió débilmente – .Y Jezabel es tranquila y paciente, se parece bastante a Melany. Aunque ir tanto con Liana la ha hecho bastante rebelde y fuerte. Parece dócil y frágil pero quien se crea eso – soltó un leve “ja”- puede darse por muerto.

DAMIAN

Ella nos miraba claramente divertida por el comentario de Mei.

Según ellas, esa tal Liana era tan cabezota como Ash. La verdad me parecía poco probable. Pero no estaba del todo convencido de que esa tal Jezabel y yo fuéramos tan parecidos.

A diferencia de ella, yo no parecía para nada frágil y débil. Era un vampiro. Un fuerte y poderoso vampiro que no se amedrentaba delante de nadie.

Después de lo que debieron ser minutos, Cassandra se incorporo y se aliso la blusa.

- Ahora, si os parece bien, creo que lo mejor será que los demás os conozcan.

Ella se encamino hacía la puerta y todos la seguimos.

¿Los demás? –preguntó Ash”

Cazadores –respondí con frialdad”

ASH

La directora fue a abrir la puerta y ella y Mei salieron mientras nosotros mirábamos el lugar donde antaño se había encontrado Cassandra.

Unos segundos más tarde, la cabeza de Mei se asomó por la puerta y con voz tranquila nos indicó que saliéramos, que la directora nos tenía que llevar a hacer una cosa antes de asistir a clase.

Asentimos con la cabeza y salimos. Gracias a Damian sabía lo que estaban planeando.

La directora ya había empezado la marcha y la seguimos a paso forzado, casi corriendo.

Mei, que iba cerca de Cassandra, se quedo quieta y esperó a que llegáramos a su lado. Era la primera vez en mucho tiempo que andando me cansaba tanto.

Fuimos por un montón de pasillos sórdidos, con las típicas paredes blancas y los suelos embaldosados.

Cuando pasamos al ala oeste, Cassandra se paro delante de una gran puerta hecha de madera de olivo.

Tomo el pomo de la puerta que era de un material oscuro como la turmalina y haciéndolo rodar abrió la puerta.

Se adentró un paso, luego otro y otro más hasta que se encontró en el centro de una espaciosa sala, de la cual solo era visible la pared que estaba detrás de ella, de un intenso color verde caqui.

Cuando Mei entró, nos hizo una seña para que la siguiéramos. Entramos y todos los integrantes de la espaciosa sala dejaron de hablar y nos miraron.

- Lo sabía… - gruño Damian que se empezaba a preparar para defenderse de ellos.

- ¿Que hacen ellos aquí? - grito una voz de entre la multitud.

Me puse alerta y Damian se preparo a mi lado por si teníamos que pelear o huir como la noche anterior.

- No son el enemigo si es lo que os preocupa. Al menos no por ahora. Y esta estrictamente prohibido hacerles daño. - sentenció la directora.

Todos nos miraban con furia y ansias de sangre. Lo podía oler en el aire.

- ¿Porque están aquí? - pregunto una chica con voz alta y clara. Se levantó de la silla blandiendo sus largos cabellos rubios. Movió las manos hacia la cara y se quitó una mota de purpurina de las pestañas. Luago me taladró con sus penetrantes ojos azules.

- Ellos dos son los hijos de Lucifer. - dijo la directora.

La sala quedo en un intocable silenció. Todos nos miraron con los ojos como platos y los cuerpos tensos.

Van a atacar. -me gruño Damian.”

Hasta cuando no esta, papá siempre sabe atraer problemas. A él y a los demás.”

Uno de los cazadores de la parte derecha se levantó con brusquedad de la silla y la volcó. Sus ojos ardían por la rabia y la ira, su cuerpo estaba contraído y su mandíbula tensa mientras apretaba duramente los dientes. Tenía el pelo largo de color carbón y unos ojos del mismo tono. Su cuerpo hubiera podido considerarse “potente”.

- Así que, - dijo con los dientes apretados - ¿él a mandado a sus dos hijos aquí? - de mala gana dibujo una risas socarrona en sus labios - ¿Por qué?

 - Para aprender.

- ¿Aprender? - se burló - ¿Aprender qué? ¿Que forma es mejor para matarnos? Por favor Cassandra, ¿cómo has podido hacer esto? ¿Cómo nos has podido hacernos esto?

- Yo no dicto las ordenes. Podeís creerme cuando os digo que esto me gusta tan poco como a vosotros- aseguró.

- ¡Pero son sus hijos! - intervino otro chico – Son los hijos de él. ¿Acaso se esta burlando de nosotros?

- ¡No pensamos aceptar esto! - agregó otra chica.

- ¡Jamas! Antes muertos que mezclarnos con ellos. Mucho menos protegerlos.

- ¡Yo no necesito que nadie me proteja! – no iba a dejar que nadie se ocupara de mí como una asquerosa niñera. Sabía arreglarme solo.

- ¡Tú calla vampiro! Nadie te dio velo en este entierro - protesto un chico pelirojo que se sentaba en la primera fila.

- Vosotros a mi no me dais ordenes - mis colmillos empezaron a salir de sus fundas –. Aunque teneis razón. Jamás podremos estar juntos, ¿así que, por qué no terminamos con esto de una vez?

Uno tras otro se fueron poniendo en pie.

- No tientes a tu suerte colmillitos.

Con un sonido sordo que salió desde mi pecho gruñí ante sus palabras.

- ¡Basta! - exclamó Cassandra - Aquí no va a pelear nadie y ahora sentaos.

- ¿Lo sabe Liana? – preguntó el chico que antes me había dado una orden.

Todos se giraron para verlo y sus rostros se tiñeron de tristeza, nostalgia, remordimiento, ira, cansancio...

- No - respondió al final Cassandra –. Aún no lo sabe.

- ¿Y Jezabel?

- Espero que ninguna de las dos lo sepan por ahora, ya sabes que hará Liana… y Jezabel la intentaría calmar, pero estoy segura de que para ayudarla, Jezabel los mataría.

- Tarde o temprano lo descubrirá. - los ojos del chico se clavaron en nosotros – Y cuando lo haga... el infierno se habrá desatado.

De repente, las puertas de la enorme sala se abrieron y el dulce aroma a hibiscos silvestres y lirios salvajes nos hicieron girar embriagados.

Cuando vimos quienes habían entrado se me crisparon las manos en puños.

DAMIAN

- Tarde Jack. Porque ya lo se. - Gruño la cazadora que acompañaba a la gata.

- Tú... - susurré al verla.

Al verme, la cazadora a la que había echo la promesa de tomarla, abrió los ojos como platos y agarró con fuerza la mano de la otra chica que estaba a su lado.

Me fije en la otra chica que debía ser también cazadora y me di cuanta de en que sus ojos estaban intensamente fijos en Ash.

- Vosotros, - gruñía la otra cazadora - ¿porque estáis aquí?

- Por una simple razón Liana. – dijo Cassandra. Los ojos de todos se giraron hacia ella – Porque ya no son nuestros enemigos.

Los ojos de la cazadora ardían como fuego. Y sus músculos estaban contraídos por la ira acumulada.

- Lia, por favor. Trata de calmarte. - le susurro un chico de cabello pelirrojo que estaba detrás de ella mientras le agarraba la muñeca.

- ¿¡Que me calme!? -chillo – No pienso calmarme. Pienso matarlos aquí y ahora.

- Lia... - susurro la gata.

Pasaban los segundos y la habitación era un campo de batalla con miradas asesinas por doquier.

- Hijo del diablo - susurro la gata de repente mientras me miraba llena de odio.

Se adelanto un paso con cautela, como si se tratara de un gran felino a punto de cazar a su presa, y antes de que uno de los chicos que estaban detrás de ellas la pudiera agarrar, se lanzó sobre mi y los dos caímos y rodamos por el suelo.

- ¡Light! - gritó mientras sacaba una reluciente daga de su pierna.

Se sentó a horcajadas sobre mi torso y coloco la reluciente daga en mi cuello.

Por un momento, vi un atisbo de duda en sus ojos pero se desvaneció tan rápido como había llegado.

- ¡Mátalo! - gritaron los cazadores que ahora estaban de pie animando.

· ¡Si! ¡Venga, matalo Jezabel!

¡Mierda!” -gruño Ash.

¡Ash! ¿Que ha pasado?”

La otra...-tenia la voz ronca y entrecortada como si no le llegara suficiente aire – me acaba de dar una patada en el estomago.”

Estas de broma ¿no?”

Maldita sea Damian. ¡¿Tú que crees?! Si no fuera verdad ¿Estaría lamentándome de rodillas en el suelo porque se me están a punto de salir los órganos?”

Vale, perdona. ¿Estas bien?”

He estado mejor, eso seguro. - su voz sonaba burlona pero volvió a quejarse – Cuando la coja la voy a...”

- ¡Vamos Liana, acaba con él! - gritaron algunos cazadores.

La que, si no iba mal, era Jezabel, se cernió más sobre mi rostro y sonrió picaramente.

- Creo que no vas a vivir lo suficiente para cumplir tu promesa.

Presiono un poco la daga sobre mi pecho e hice una mueca de dolor cuando note que el filo se clavaba en mi carne.

Ella al ver mi expresión se sobresaltó un poco y se detuvo. Me miró fijamente a los ojos y así nos quedamos durante un tiempo.

ASH

Cuando vi a esa pequeña cazadora tirarse sobre Damian no dude ni un segundo en intentar apartarla de un golpe antes de que lo tocara. Pero la hermosa cazadora de pelo oscuro, la que me había atacado con ayuda del chucho ese, se zafó del agarré del chico que la tenia sujeta de la muñeca y se lanzó contra mí. Se movió tan rápido que no tuve margen de reacción y me dio una fuerte patada en el estómago. Caí de rodillas frente a ella mientras el dolor me recorría de arriba a bajo, haciendo que me sacudiera. Mi visión se hizo algo borrosa y no dejó de palpitarme la cabeza.

Por el rabillo del ojo vi que la directora miraba de un lado a otro sin creer lo que estaba pasando.

Acabábamos de llegar y ya nos habíamos metido en una buena.